Once minutos

Rafael Sierra
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A inicios de la primavera de 1945 el mundo entero sabía con certeza que Alemania había perdido la guerra. Sin embargo, un hombre se negaba a admitir su derrota.

Adolf Hitler esperaba un milagro. Un pacto con los aliados occidentales frente a los soviéticos, un arma decisiva que diese un vuelco radical a las hostilidades...

Pero ese deseado milagro no se producía.

Semanas previas a este anunciado desenlace y poco antes de poner fin a su vida, el Führer necesita satisfacer un apremiante deseo. Decide hacer una vista. Se trasladará a Dachau para entrevistarse, en secreto, con un prisionero de aquel campo de concentración: George Elser, un carpintero alemán, que a punto estuvo de acabar con su vida al inicio de la guerra si el atentado que planeó contra él no hubiese fallado por escasos  once minutos.

Durante el transcurso de una noche, y a solas, ambos se despojarán del papel que a cada uno le otorgó el destino. Ya no serán Adolf Hitler, el Füher y George Elser, el prisionero. Serán dos hombres que desean hablar.

 

Este es el interesante resumen que aparece en la contraportada del libro. Sin embargo, al comenzar a leerlo, lo interesante se vuelve tedioso. En las últimas 10 páginas, el autor nos explica un poco lo que paso esa noche, nos pone en antecedentes reales de lo que ocurrió con los personajes y expone sus razones para escribir este libro. Sus objetivos, según sus palabras eran, por un lado "la intención última al escribir estas páginas no fue la de agradarle y sí otra bien distinta.

Me movió fundamentalmente el deseo de hacerle reflexionar sobre una de las épocas más oscuras para algunos....."

He de decir que el escritor a conseguido sus objetivos al 50%. Ha conseguido el objetivo de no agradarme y no ha llegado al de hacerme reflexionar, más bien al contrario, me ha dejado fría y ligeramente molesta porque el esfuerzo realizado para leer el libro no se ha visto recompensado en ningún momento. Y digo esfuerzo porque únicamente ha habido dos momentos en mi vida en que tuve que hacer un esfuerzo extra para poder terminar un libro; una vez fue hace mucho tiempo, en la facultad, una lectura obligada en el programa y otra ha sido "Once minutos". Pensaba que tras las primeras página el asunto se iba a encauzar, describir, tratar de una manera diferente de modo que atrajese la atención, pero nada más lejos de la realidad. A medida que pasaban las páginas la evolución de los personajes, sus impresiones sus pensamientos se me hacían cada vez más pesados.

No entiendo que durante 80 páginas se dedique a hablar de los personajes como si no tuvieran nombre, como si intentara mantener el suspense hasta bien adentrados en la lectura cuando todos sabemos quiénes son. Es increíble que es en la página 80 cuando se escriba por primera vez el nombre de Hitler. Es increíble que el libro, gire única y básicamente alrededor de tres ideas: Una, el frío que Hitler siente, dos; las razones que Elser tuvo para poner la bomba (qué aún no las entiendo porque a pesar de darle vueltas y más vueltas no queda claro) y tres, la obsesiva necesidad del Füher de que George Elser no le considere un loco (en tres ocasiones se lo pregunta). Una y otra vez vuelven a los mismos temas, repiten hasta la saciedad lo que dos páginas antes han dicho con otras palabras, convirtiendo la lectura en agobiante y pesada.

Desde luego esperaba mucho mucho más del autor y del tema

 

[12,00 euros]

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